jueves, 29 de mayo de 2025

PROTOTIPO COLOMBIANO DE FUSIL DE ASALTO: ANÁLISIS VISUAL TÉCNICO (ID)

Tiempo de Lectura: 9 minutos

En los últimos días, han circulado en redes sociales y entornos especializados algunas imágenes de lo que parece ser un nuevo prototipo de fusil de asalto de diseño colombiano, en exhibición dentro de una dependencia oficial del Estado, que con casi toda certeza se trata de la oficina de I+D+i de FAGECOR en Soacha. Si bien no se ha hecho un anuncio formal por parte de alguna autoridad, las fotografías han generado gran interés entre expertos, armeros, personal militar retirado y entusiastas del desarrollo armamentístico nacional.

Por: Javier A Miranda
Corrección: ChatGTP

En esta entrada hacemos un análisis técnico-visual de una de las imágenes más difundidas, la cual incluye una serie de anotaciones superpuestas que nos permiten detallar, desde la observación, varias características estructurales y ergonómicas del fusil. Vale aclarar que gran parte de lo que se describe aquí es especulativo, basado únicamente en lo que se puede inferir de la imagen, sin acceso directo al arma o información oficial por parte de los desarrolladores… de tal manera que espero mi invitación a conocer el aparato de primera mano.


Identificación de componentes: anotaciones confirmadas (verdes)
Las etiquetas de fondo verde en la imagen representan características que, por su claridad visual o coherencia con estándares técnicos, pueden considerarse confirmadas:

-Carga tipo M16/M4: La palanca de carga lateral recuerda la de la familia AR-15/M16, lo cual sugiere una mecánica familiar para quienes han operado esos sistemas.

-S-A-R Ambidextro: Aunque la sigla S-A-R no es de uso común internacionalmente, parece indicar un selector de fuego ambidiestro con funciones de seguro (Safe/Seguro), fuego automático (Auto) y semiautomático (Semi/Regulado), lo cual es coherente con la práctica de armas para uso militar.

-Culata plegable y extensible: El diseño es claramente telescópico y plegable lateralmente, lo cual favorece el transporte en vehículos y adaptabilidad al tirador.

-Empuñadura ergonómica: Se trata de un diseño moderno, probablemente polímero reforzado, con forma anatómica, tal vez inspirada en la línea MOE de Magpul o equivalentes.

-Retén del proveedor: Pareciera estar ubicado en la parte inferior del guardamonte, algo muy parecido a lo que vemos en las pistolas PPS, P22 y P99 de la alemana Walther.

- Retén del cerrojo: Ambos se observan claramente en el cuerpo del arma, lo cual facilita la operación táctica, y sugiere que el arma podría contar con bolt catch  (retén de último cartucho) funcional.

-Proveedores STANAG: La compatibilidad con cargadores OTAN tipo STANAG es una ventaja logística, ya que permite el uso de cargadores M16/M4 ampliamente disponibles en las Fuerzas Militares colombianas y en el mercado internacional.

-Sistema de pistón: Por la forma del guardamanos y la presencia de un control de gases, es casi seguro que se trata de un fusil con sistema de operación por pistón de gas, probablemente de carrera corta, lo cual mejora la limpieza y reduce el calentamiento del sistema interno.

-Control de gases: Se observa una perilla o mecanismo ajustable justo por encima del cañón, lo cual confirma que se puede regular el paso de gases, útil en operaciones con silenciadores o diferentes condiciones balísticas.


Anotaciones en duda (rojas)
Estas etiquetas representan aspectos que, aunque visibles, no se pueden confirmar del todo por la calidad de la imagen o la falta de datos técnicos adicionales:

- ¿Mira fija?: Tanto en la parte delantera como trasera se observan miras metálicas, pero es imposible determinar si son fijas o abatibles tipo flip-up. El diseño sugiere que podrían ser plegables, aunque se encuentran en posición elevada.

- ¿Riel Picatinny?: A lo largo de la parte superior del fusil parece haber un riel tipo MIL-STD-1913 (Picatinny), sin embargo, no hay claridad sobre si es continuo en todo el arma ni si es 100% conforme al estándar. En la parte del guardamanos, los bordes lucen lisos, lo cual sugiere que no hay rieles laterales ni inferiores, sino ranuras modulares.

- ¿M-Lok?: Las ranuras presentes en el guardamanos son similares a las del sistema M-LOK, el cual permite acoplar accesorios directamente sin necesidad de rieles adicionales. Sin embargo, no es posible confirmar si se trata del sistema M-LOK propiamente dicho o un diseño inspirado/derivado.


Observaciones adicionales
El prototipo de fusil colombiano exhibe características que sugieren una intención de alinearse con las tendencias contemporáneas en armamento, tales como la modularidad, controles ambidiestros y compatibilidad con cargadores STANAG. Sin embargo, estas características, aunque prometedoras, deben evaluarse con cautela.

La presencia de elementos como una culata plegable/extensible y un guardamanos con ranuras que podrían ser M-LOK indica un esfuerzo por modernizar el diseño. No obstante, sin información detallada sobre los materiales utilizados, el peso total del arma y su rendimiento en condiciones operativas reales, es difícil determinar si este prototipo representa una mejora significativa respecto a modelos anteriores.

Aunque no se conocen sus especificaciones internas (longitud de cañón, calibre, peso, tasa de fuego, materiales de construcción, paso de giro, etc.), este diseño representa un paso interesante en el desarrollo de armamento nacional. De confirmarse su origen y funcionalidad y muy especialmente la independencia nacional para la producción de todas las partes del fusil, podría marcar un hito importante en la autonomía industrial en defensa, y eventualmente servir como reemplazo o complemento de armas como los Galil AR y ACE, aún en uso en muchas unidades del país. De otra manera, solo estaríamos dependiendo una vez mas de un país extranjero.

Además, la falta de especificaciones técnicas claras y la ausencia de pruebas de campo documentadas generan incertidumbre sobre la viabilidad y eficacia del fusil en escenarios reales. La industria nacional debe superar no solo los desafíos técnicos, sino también demostrar una capacidad sostenida para llevar proyectos desde la fase conceptual hasta la producción y adopción efectiva por parte de las fuerzas armadas.


Conclusión preliminar
El análisis visual del prototipo sugiere un intento de modernización por parte de la industria armamentística colombiana. Sin embargo, la efectividad de este esfuerzo dependerá de la capacidad para traducir estas características en un producto funcional, confiable y competitivo en el mercado actual.

Retomo de mi artículo anterior u parágrafo completo: “La estatal ha mostrado, en múltiples ocasiones, su capacidad para conceptualizar armas que podrían satisfacer las necesidades de nuestras fuerzas armadas, pero la realidad es que estas ideas nunca se materializan en productos tangibles. Esta parálisis no solo frustra las expectativas de modernización, sino que también perpetúa la dependencia de equipos extranjeros.”

Es esencial que futuros desarrollos no solo incorporen las tendencias globales en diseño y funcionalidad, sino que también se fundamenten en una comprensión profunda de las necesidades específicas de las fuerzas armadas colombianas. Solo mediante un enfoque integral que combine innovación, adaptabilidad y ejecución efectiva se podrá avanzar hacia una verdadera autonomía en la producción de armamento y reducir la dependencia de proveedores externos.


Amablemente citado en: https://www.infodefensa.com/texto-diario/mostrar/5312259/opinion-colombia-analisis-nuevo-fusil-colombiano

miércoles, 28 de mayo de 2025

La legítima defensa es el derecho a no tolerar lo injusto


Tiempo de Lectura: 5 minutos

Debemos partir de una idea básica, pero muy poderosa: nadie tiene el deber de tolerar lo injusto. Este principio es el eje desde el cual debemos analizar la figura de la legítima defensa.

Por: Javier A Miranda
Corrección: ChatGTP

Si aceptamos que el derecho no puede exigirnos quedarnos de brazos cruzados ante una agresión injusta, entonces nuestra reacción defensiva no solo se justifica, sino que se convierte en un legítimo ejercicio de dignidad y protección personal. La ley colombiana respalda esta idea: no comete delito quien actúa para defenderse a sí mismo o a sus derechos, siempre que lo haga para repeler una agresión ilegítima. 

Y esto es muy importante: la ley no exige que esa agresión sea necesariamente un delito. Puede provenir de una persona que no sea penalmente responsable —como un menor de edad o alguien con una alteración mental— y, aun así, si su conducta afecta injustamente nuestros derechos, tenemos derecho a defendernos. La agresión ilegítima puede presentarse de muchas formas: cuando alguien entra sin permiso a nuestra casa, nos amenaza, nos sigue, nos empuja, nos grita, nos acosa o incluso nos genera un miedo razonable. 

En todos estos casos, si esa perturbación es injustificada, podemos actuar para detenerla, siempre utilizando un medio racional. Además, la ley protege no solo nuestra integridad física, sino también nuestros derechos en sentido amplio. Así lo ha reconocido, por ejemplo, la Corte Suprema de Estados Unidos en el caso Carpenter, al afirmar que tenemos derecho a que nos dejen en paz. Por eso, si alguien interrumpe nuestra tranquilidad sin justificación, tenemos derecho a responder.

Desde esta perspectiva, surge una primera conclusión: la legítima defensa comienza desde el momento mismo en que se rompe nuestra tranquilidad. Y cuando actuamos para defendernos, eso no puede confundirse con provocación. Si no incitamos el conflicto ni buscamos el enfrentamiento, nuestra defensa no puede ser vista como una conducta provocadora. No estamos buscando pelea: estamos reaccionando a quien sí la inició. 

Ahora bien, hay un tercer elemento clave que a veces genera confusión: la racionalidad del medio empleado para impedir o repeler la agresión. Muchas veces se piensa que debemos responder con la misma fuerza con la que nos atacan, como si fuera una especie de "ojo por ojo". Pero no es así. La proporcionalidad no es lo mismo que racionalidad. La proporcionalidad habla de equilibrio entre el daño causado y el evitado. La racionalidad, en cambio, se enfoca en que el medio que usamos sea razonable para protegernos, desde nuestra perspectiva y dadas las circunstancias concretas. 

Como ha señalado la doctrina penal, no se exige que nuestra reacción sea equilibrada con la agresión, sino que tenga sentido desde nuestra óptica en el momento del peligro. Por ejemplo, si alguien se lanza sobre nosotros con un cuchillo, no tenemos que esperar a ser heridos ni buscar un cuchillo igual. Si contamos con un arma legal, o incluso con un objeto a la mano —un palo, una silla, una herramienta— y lo usamos para evitar el daño, esa reacción puede ser legítima, si se trata del medio que razonablemente teníamos a nuestro alcance para protegernos. 

La clave es que nuestra reacción sea necesaria y razonable: que no existiera una alternativa menos gravosa que fuera igual de eficaz para protegernos.

Volviendo al principio: nadie está obligado a tolerar lo injusto. Si alguien nos agrede, invade nuestro espacio o amenaza nuestra vida o integridad, tenemos derecho a defendernos. Incluso si luego se establece —mediante pruebas periciales, por ejemplo— que el disparo no fue accidental sino voluntario, eso no excluye automáticamente la legítima defensa.

El derecho no nos exige ser víctimas pasivas. Nos protege, sí, pero también nos permite protegernos. Siempre que actuemos dentro de lo razonable, de forma sensata y sin provocar, estamos actuando dentro de la ley.