Diría que la victoria de Peñalosa en Bogotá no se debe a su buena gestión ni a su buen nombre, naaak. Se debe a que la izquierda, sin importar el lugar, ha demostrado que no sirve para nada cuando está en el poder.
Los gobiernos de izquierda no hacen ni logran nada significativo. Lo que sí hacen —y hacen bien— es echarse flores por cualquier cosa. Basta con ver cómo alardean en todos los medios nacionales cuando "pavimentan una calle". Amigo libertario de izquierda: ese es SU TRA BA JO. Para eso LO E LI GIE RON. Esa es SU FUN CIÓN. Intente llevar esa actitud a su trabajo y luego me cuenta cómo le va.
En cuanto a los demás candidatos:
Pardo era claramente la ficha de Santos para la alcaldía. Hubiera sido demasiado descarado que también se fuera con el Polo a continuar con la vagabundería y el reparto de "mermeladita". La ciudadanía no solo rechazó a Pardo, también le cobró a Santos su entrega del país al terrorismo. Dicho sea de paso, el partido del "mermelador" tampoco ganó elecciones significativas para gobernadores o alcaldes.
Pachito… Bueno, Pachito nunca será un político de elección. Si no fue buen político por nombramiento, la percepción es que por elección no logrará absolutamente nada.
Doña Clara… ¿Qué se puede decir? Fue una víctima directa de las pésimas gestiones de las tres nefastas administraciones de la izquierda: Sammy, Lucho y Tavo. También sufrió por los escándalos de corrupción ligados a su esposo y por lo que "no vio" cuando estaba en la alcaldía. Por cierto, si miran las cifras, el segundo lugar en esta elección (Pardo) sacó más votos que Petro cuando fue elegido.
A los libertarios de izquierda que dicen que a Peñalosa lo eligieron "los ricos", les tengo noticias: en Bogotá hay más personas en los estratos 1, 2 y 3. La suma es simple: Bogotá dejó de darle oportunidades a la izquierda.
Por último, los "mamers" desde sus iPads, tablets y Macs —felices con la gestión de Petro— dirán que dimos un paso atrás. Y sí, tienen toda la razón. Cuando se está al borde del abismo, lo mejor es dar un paso atrás.
Pero bueno... ¡como yo no soy politólogo!