viernes, 24 de enero de 2025

EXTRANJEROS EN UCRANIA: ¿MERCENARIOS O LEGIONARIOS? (GDM)

Tiempo de Lectura: 7 minutos

La participación de colombianos en la guerra en Ucrania ha generado un debate sobre su estatus, con frecuencia siendo calificados de mercenarios. Sin embargo, es crucial entender que no todos los combatientes internacionales que participan en este tipo de conflictos deben ser clasificados bajo la figura de "mercenario".

Por: Javier A Miranda.

La diferencia entre los mercenarios y los legionarios, aunque sutil para algunos, tiene implicaciones significativas en términos legales, históricos y éticos. Este artículo ofrece un análisis detallado sobre ambas figuras, profundizando en sus orígenes históricos y en las implicaciones actuales, especialmente en el contexto de los colombianos en Ucrania.

La figura del mercenario: orígenes y evolución

Un mercenario es un combatiente extranjero contratado para participar en un conflicto armado, motivado por la compensación económica y sin lealtad a las partes en conflicto. El mercenario actúa fuera del marco legal de un Estado, en muchas ocasiones al margen de las estructuras militares tradicionales. Su principal motivación es el beneficio económico, buscando una compensación superior a la que recibiría un combatiente regular, sin importar la causa o ideología por la que se combate.

A lo largo de la historia, los mercenarios han jugado un papel importante en diversos conflictos, aunque su figura ha sido históricamente rechazada por muchos Estados debido a su falta de lealtad y compromiso. Ya en la antigüedad, civilizaciones como Egipto, Roma y Grecia utilizaron mercenarios para reforzar sus ejércitos, ya que, al carecer de fuerzas suficientes o no querer involucrar a sus propios ciudadanos, recurrían a soldados de otras nacionalidades. Los mercenarios fueron especialmente relevantes durante la Edad Media y el Renacimiento, donde los famosos "Condottieri" italianos ofrecían sus servicios a los estados más poderosos de Europa. Durante este periodo, las guerras a menudo dependían de ejércitos privados formados por mercenarios que luchaban por dinero, y no por una causa o lealtad política.

Un mercenario, en su definición más básica, es un soldado extranjero que participa en un conflicto armado motivado por un beneficio económico, sin estar vinculado a las partes en conflicto por razones de nacionalidad, ideología o lealtad. El Protocolo Adicional I a los Convenios de Ginebra de 1949, en su artículo 47, establece una definición jurídica que se utiliza como referencia en el derecho internacional. Este artículo considera mercenario a quien:

- Sea contratado específicamente para participar directamente en hostilidades.
- Tenga motivación esencialmente económica y reciba una compensación sustancialmente superior a la que perciben combatientes regulares. 
- No sea nacional ni residente permanente de una de las partes en conflicto.
- No sea miembro de las fuerzas armadas de ninguna de las partes en conflicto.
- No haya sido enviado por un Estado distinto al conflicto en misiones oficiales como miembro de sus fuerzas armadas.

En tiempos más recientes, los mercenarios han evolucionado hacia una forma más corporativa. La creación de empresas militares privadas (EMSP), como Blackwater (ahora Academi) o el grupo Wagner, a finales del siglo XX, dio un nuevo giro a la figura del mercenario. Estos actores, aunque operan bajo contratos legales, a menudo se encuentran en una zona gris en cuanto a su legalidad y su responsabilidad en violaciones de derechos humanos o crímenes de guerra. Su presencia en conflictos como los de Irak y Afganistán mostró el papel creciente de los mercenarios en los conflictos modernos, especialmente cuando los gobiernos de los países involucrados no desean comprometer a sus propios soldados.

La figura del legionario: una tradición militar

En contraste con los mercenarios, los legionarios son combatientes que se alistan a un ejército extranjero en calidad de voluntarios, pero dentro de un marco legal y regulado. Los legionarios forman parte de un ejército organizado y están sujetos a las leyes y normas del país que los recluta, lo que les otorga una serie de derechos y responsabilidades similares a los de los soldados nacionales.

El concepto de legión extranjera tiene sus raíces en la antigua Roma, cuando el Imperio Romano reclutaba soldados de sus territorios conquistados. Estos combatientes, conocidos como "auxiliares", no eran ciudadanos romanos, pero formaban parte de las fuerzas armadas del imperio, contribuyendo a la expansión y protección del Estado. A medida que la historia avanzaba, las legiones extranjeras fueron adoptadas por diversos países, siendo la Legión Extranjera Francesa la más emblemática de la era moderna.

Fundada en 1831, la Legión Extranjera Francesa permitió a Francia incorporar soldados de diversas nacionalidades, ofreciéndoles la oportunidad de servir en el ejército sin comprometer a los ciudadanos franceses. Esta legión desempeñó un papel crucial en las guerras coloniales, como las que se libraron en África y en Indochina, y sigue siendo una de las unidades más prestigiosas y reconocidas del ejército francés. Los combatientes que se unen a la Legión Extranjera pueden obtener la ciudadanía francesa tras completar varios años de servicio, lo que les brinda un nuevo comienzo y estabilidad económica.

Hoy en día, las legiones extranjeras no son tan comunes, pero algunos países, como Francia, Israel, España, Estados Unidos y mas recientemente Ucrania con su "Legión Internacional para la Defensa" [1], mantienen estructuras legales que permiten a los extranjeros enlistarse en sus fuerzas armadas. Por ejemplo, Israel permite que los voluntarios extranjeros se alisten en las Fuerzas de Defensa de Israel bajo el programa "Mahal", mientras que en Estados Unidos, ciertos extranjeros pueden unirse a sus fuerzas armadas bajo condiciones especiales, como la obtención de residencia permanente.

Marcando las diferencias

A diferencia de los mercenarios, los legionarios están sujetos a un sistema militar organizado y regulado por el Estado que los recluta, lo cual les otorga un estatus legal claro y definido dentro de la estructura de las fuerzas armadas nacionales. Los legionarios son pagados directamente por el Estado que los integra, y sus salarios, beneficios y derechos están determinados por las leyes y regulaciones del país al que sirven. Esto implica que su participación en el conflicto se encuentra dentro de un marco legal y militar establecido, en el que se les considera miembros oficiales de las fuerzas armadas, con un entrenamiento, disciplina y jerarquía similar a la de los soldados nacionales.

En contraste, los mercenarios son contratados por empresas privadas, que suscriben acuerdos con los Estados para prestar servicios de seguridad o intervención en conflictos. En estos casos, los mercenarios son remunerados por estas empresas y no por los gobiernos, lo que los coloca fuera del control directo de las estructuras militares nacionales y, en muchos casos, los coloca en una zona gris desde el punto de vista legal.

Los mercenarios, al actuar como actores privados, no están sujetos a las mismas regulaciones ni a la cadena de mando de un ejército estatal, lo que genera una serie de desafíos éticos y jurídicos, particularmente cuando se trata de la responsabilidad por violaciones de derechos humanos o crímenes de guerra. Esta distinción es crucial, ya que el hecho de que los legionarios reciban su pago y supervisión directamente del Estado implica una legitimidad legal y una integración clara dentro de la estructura nacional, mientras que los mercenarios operan bajo acuerdos privados que los desvinculan de las obligaciones y normativas del Estado en el que intervienen.

Colombianos en Ucrania: ¿mercenarios o legionarios?

En el caso de los colombianos que luchan en Ucrania, es fundamental reconocer que, aunque algunos de ellos puedan ser percibidos como mercenarios debido a su origen extranjero y su participación en un conflicto distante, la realidad es que muchos de estos combatientes se han integrado formalmente en las fuerzas armadas ucranianas.

A diferencia de los mercenarios, quienes son contratados por empresas privadas y suelen actuar fuera del marco legal y militar estatal, los colombianos en Ucrania no están motivados únicamente por una compensación económica, sino que se han alistado como voluntarios en una estructura militar oficial y regulada por el Estado. Esto los coloca más cerca del concepto de "legionario" que del de "mercenario". Ucrania ha aceptado a combatientes internacionales dentro de su Legión Extranjera Ucraniana, lo que permite que estos voluntarios se integren dentro de un cuerpo militar nacional, con derechos y obligaciones similares a los de los soldados ucranianos.

Al formar parte de esta estructura organizada, los colombianos no actúan como actores privados ni operan fuera de la supervisión estatal, como es característico de los mercenarios. Por el contrario, su participación está dentro de un marco legal y militar que los legitima como combatientes dentro de una fuerza armada nacional. Esta clara distinción es esencial para entender que los colombianos que combaten en Ucrania no son mercenarios, sino legionarios que han decidido unirse a una causa bajo un contexto legal y regulado.

Y llegando a la conclusión

La diferencia entre mercenarios y legionarios no es solo una cuestión semántica, sino que tiene profundas implicaciones legales y éticas que algunos parecen pasar por alto. Los mercenarios, al operar fuera del marco legal y por razones puramente económicas, se encuentran en una posición especialmente vulnerable ante el derecho internacional, enfrentando restricciones y sanciones en muchos casos. Por otro lado, los legionarios forman parte de estructuras militares estatales reconocidas, lo que les otorga un estatus legal y un marco de derechos y deberes mucho más claro. ¡Qué diferencia tan pequeña y simple, verdad?

Es fundamental que las personas (y muy especialmente los periodistas) comprendan la diferencia legal y contextual entre los términos "mercenario" y "legionario", aunque parece que en ocasiones esto sea un detalle sin mucha importancia. El uso indiscriminado del término "mercenario" para referirse a combatientes extranjeros que se alistan en una estructura militar estatal, como los colombianos en Ucrania, puede fácilmente generar malentendidos y desinformación.

Entonces no, señores periodistas, los colombianos combatiendo en Ucrania (asi hayan pertenecido a las Fuerzas Armadas o sea civiles) no son "mercenarios" son LEGIONARIOS.

El término "mercenario" implica una motivación exclusivamente económica y una participación fuera del marco legal y estructurado de un ejército, mientras que un "legionario" es un combatiente que se une formalmente a una fuerza armada estatal, con derechos y deberes similares a los de los soldados nacionales, y que, en general, actúa por razones que van más allá del lucro, como la búsqueda de un nuevo comienzo o la defensa de una causa. Claro, un pequeño detalle que cambia todo el panorama.

Usar la palabra "mercenario" para describir a los legionarios no solo distorsiona la realidad de su participación, sino que también puede afectar su reputación y la comprensión del público sobre el contexto legal en el que operan. Así que, si no quieren seguir sumando confusión, es crucial que los medios de comunicación usen estos términos con precisión y responsabilidad, promoviendo una comprensión clara y adecuada de la naturaleza de estos combatientes internacionales. Es un concepto tan simple, ¿no? ¡Una pequeña precisión puede hacer toda la diferencia!


[1] ¿Se me considerará un mercenario, delincuente o criminal si me uno a las Fuerzas Armadas de Ucrania como Legionario? 
Rta./ No, será a todos los términos legales un militar de las Fuerzas Armadas de Ucrania, como los ucranianos que sirven. 
Traido de https://ildu.com.ua/es1