domingo, 25 de septiembre de 2022

POR QUE EL CARTUCHO 38 ESPECIAL MUERE, AGONIZA... O AL MENOS, ESTÁ JUBILADO.

Tiempo de Lectura: 3 min.

Hace algún tiempo hablé de que el cartucho 38 Especial (9 x 29 mm /R), también conocido como .38 SPL o .38 ESP, estaba muriendo, o al menos agonizando. Eso generó una serie de comentarios tanto en pro, como en contra de mi posición; y al final no fueron suficientes las aclaraciones posteriores para calmar los ánimos, y es por eso que paso a explicar a qué me refería cuando dije lo que dije.

Por: Javier A Miranda

Y como siempre, entra aquí la advertencia: no estoy hablando de la usabilidad, ni de la precisión, ni de la estabilidad, ni del poder de detención, ni de la energía liberada, ni de su validez actual. Únicamente vamos a hablar de historia, geo-mercadeo, producción y oferta & demanda.

Un poquito de historia:
El cartucho ,38 Especial fue diseñado y entró en producción en 1898 como una mejora del ,38 Largo (Long Colt). El 38 Largo fue usado como cartucho militar, pero debido a que no tenía suficiente “poder de parada” se modificó a una bala del mismo diámetro (9 mm) pero con una vainilla más grande, para albergar más pólvora y con ello generar más presión y por supuesto, más velocidad. En aquella época se utilizaba pólvora negra para toda la munición; con el tiempo (y la tecnología) muy rápidamente se reemplazó la pólvora negra por pólvora sin humo.

Primera lección: 38 Corto, 38 Largo y 38 Especial NO son el mismo cartucho.
Segunda lección: 0,38” es lo mismo que 9 mm.
Tercera lección: Una vainilla más grande solo contiene más pólvora cuando se trata de pólvora negra. Hoy por hoy, hay pólvoras mucho más rápidas en vainillas pequeñas.

Consecuencia de su uso en las Fuerzas Militares de USA, el .38 ESP también fue empleado por la mayoría de los policías de los Estados Unidos; y eso claro: da para que prospere su uso por el resto del planeta (como con la 1911, el M16, la Beretta 92FS, etc.). Este benemérito cartucho pasó por las dos guerras mundiales, la de Corea y la de Vietnam, con una excelente reputación de casi un siglo de trabajo… pero haber servido como elemento de TRABAJO desde 1898 hasta 1985, también pasa factura. Y aquí la palabra clave es: trabajo.

Por allá en los 80 la OTAN escoge el cartucho 9 x 19 mm Luger (con presiones NATO) como la munición de TRABAJO para las operaciones militares, por supuesto, el nuevo 9 mm NATO se convirtió en la diva del momento. Consecuencia de esto, había que jubilar a quien había sido su predecesor, que no era más que el .38 ESP y de paso también guardar el .45 ACP como cartuchos de uso militar.

Cuarta lección: 9 x 19 mm Luger y 9 x 19 mm NATO, si bien son el mismo cartucho, no manejan las mismas presiones, y por ende, tampoco las mismas velocidades.

El presente “simple”:
Las prestaciones balísticas, de peso y capacidad del 9 mm, superan por mucho al .38 ESP. Siendo el 9 mm NATO el cartucho seleccionado para ser utilizado como cartucho de servicio (TRABAJO). Todas las fuerzas militares pertenecientes a la OTAN se alinearon con el nuevo cartucho, y con esto los civiles también empezaron a ver al 9 mm como una alternativa viable, económica y portátil al .45 ACP y al .38 ESP. 

El ejército de Estados Unidos incorpora la Beretta 92FS como su arma de servicio (llamándola “M9”) y empieza el “bum” del 9 mm en todas partes del mundo, siguiendo el ejemplo del país del norte. Mientras tanto, el .38 ESP es reemplazado como cartucho de servicio. Habiendo dicho eso, es claro que es un cartucho con excelentes prestaciones. Buena balística, buena trasferencia de energía, buen poder de detención. Pero simplemente ya no es más útil para TRABAJO.

El presente “futuro”:
El 9 mm se ha convertido en el calibre más popular, principalmente debido a la disponibilidad de pistolas compactas con proveedores (cargadores, tolvas, cacerinas, etc.) de gran capacidad que utilizan este cartucho; que, si bien es “arrebatado”, cumple con su función a cabalidad. Habiéndose jubilado el .38 ESP, hoy por hoy su uso se reduce a competencias de tiro, y defensa personal en algunos pocos países, esto hace que su demanda y producción se limite (básicamente) a competidores y coleccionistas; ya que como cartucho de trabajo fue reemplazado por el 9 mm, y eso hace que las capacidades de producción, tanto del cartucho en sí mismo como de sus componentes no sean para satisfacer una “gran demanda de trabajo” sino una “pequeña demanda de uso recreativo/defensivo” y una “minúscula demanda de uso deportivo”. 

En países decentes el garrotazo no se siente tan duro, porque existe la posibilidad de realizar recargas en casa, o de comprar munición recargada. En Colombia no es posible ni lo uno ni lo otro.  Ahora bien, tampoco se puede desconocer la nula capacidad que tiene Indumil para reaccionar a los cambios «bruscos», ya que, desde hace 30 años, se sabía que iban a escasear tanto los elementos como sus componentes, y parece que la estatal no tuvo tiempo para prepararse en más de un cuarto de siglo.

El futuro “imperfecto”:
No hay demanda real del cartucho .38 ESP. Las fábricas de cartuchos tienen sus capacidades volcadas en la producción de 9 mm, lo que hace que la oferta también sea la justa para el mercado; ni más ni menos. En el mundo (Colombia no es el mundo) el cartucho .38 SPL está muriendo porque la demanda está balanceada con la oferta, y ambas a la baja.

Colombia, contrario al mundo, si tiene muchas armas .38 SPL en “servicio” trabajando en las empresas de seguridad y en las academias de vigilancia; y eso hace que la Demanda supere a la Oferta. Si Colombia siguiera la línea de todos los demás países, en las que los REVÓLVERES DE TRABAJO fueron reemplazados por PISTOLAS DE TRABAJO, entonces la demanda sería equivalente a la oferta, y por supuesto no habría escasez.

Futuro “perifrástico”:
Con la situación mundial actual, la producción nacional de cartuchos .38 SPL quedaría más o menos en equilibrio con la demanda, si está fuera (como en todo el planeta) para las armas de defensa personal y para las armas deportivas; pero cuando se suman las de trabajo, de inmediato se desequilibra la balanza. No hay partes, componentes o munición suficiente en Colombia para satisfacer una demanda que viene arrastrada y desatendida desde el siglo pasado, y que, a estas alturas del partido (en pleno siglo XXI), ya debió haber sido en su mayoría reemplazada por armas de 9 mm.

Es por eso que el cartucho .38 SPL se está muriendo en el mundo, o al menos, está agonizando. Tal vez el inconveniente fue la elección de palabras, podemos reemplazar “muriendo” por “jubilado”, pero eso no cambia la realidad mundial. Colombia no es la excepción, si a eso le sumamos una industria nacional, lenta, deficiente y mal administrada, tenemos la receta perfecta para el desastre en el que estamos; y es que Indumil perdió su capacidad para hacer munición, no tiene el conocimiento para comprar en el extranjero y no tiene una administración que sepa hacer su trabajo.

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martes, 13 de septiembre de 2022

¿SE PUEDE DISPARAR MUNICIÓN LETAL EN UN ARMA TRAUMÁTICA? ESTA ES LA VERDAD TÉCNICA.


Tiempo de Lectura: 2 min.

Hasta ahora, el asunto técnico de las armas traumáticas siempre había sido gobernado desde las definiciones que emitía la Policía Nacional, seguidas por el servilismo de algunos ingenieros de Indumil que no saben diferenciar entre izquierda y derecha. Esas definiciones claramente siguen una doctrina, más que una definición técnica. Esta doctrina ha sido diseñada únicamente para ganar adeptos a su causa (en este caso la del Ministro de Defensa) en lugar de ser neutral y/o imparcial; y la causa es: que las armas traumáticas no son cosas de Dios.

Por: Javier A Miranda

Entonces, como se requiere una definición neutral e imparcial, paso a comentar las razones por las cuales no se puede disparar munición letal convencional desde un arma traumática; y para esto hay que ponerse muy técnico, entonces queridos lectores: lo que viene es más o menos un ladrillo… pero trataré de ablandarlo.

Dureza: Iniciamos por los materiales y su dureza, ya que esto es la base de todas las cosas. Las armas traumáticas están fabricadas con un material llamado Zamak, que es una aleación de Zinc, Cobre y Aluminio (y un poco de magnesio). Las armas letales están hechas de Acero, y el acero más común para armas cortas es el acero de referencia 4140. Entonces, sin meternos al tema de las composiciones, la dureza del Zamak es de 84 (aprox.) en la escala de Brinell; y la del acero 4140 es de 50 (aprox.) en la escala de Rockwell. 

Aquí encontramos la primera gran diferencia y es que el Zamak y el acero se miden en escalas diferentes; y la razón para ello es que el Zamak es tan poco duro, que 84 Brinell en la Escala Rockwell es 0. Es decir, el Zamak más duro es igual de endeble al acero más frágil; por eso ni siquiera comparten la misma escala. Para darnos una idea, el vidrio tiene 482 en la escala Brinell (recordemos que Zamak es 84).

Medidas: Las vainillas de munición letal para pistola de 9 mm miden 17 mm de largo o 19 mm de largo, por ende las recámaras tienen exactamente estas medidas. Las vainillas de munición traumática miden exactamente 22 mm. Sumando o restando, hay una diferencia de 5 mm o de 3 mm; y eso hace que simplemente no sean intercambiables. Sin discusiones ni interpretaciones: no lo son. No son intercambiables.

Sistema: Las armas de fuego de mano (pistolas, para ser exactos) utilizan la energía generada por la deflagración de la pólvora para crear inercia, y esta inercia se utiliza para realizar dos funciones “simultáneas”: expulsa la vainilla utilizada en el movimiento de retroceso, y alimenta un cartucho nuevo en el movimiento de avance, y de esta manera retornar la corredera a su posición original.

¡Y aquí es en donde también entra la muy amada física! Este sistema debería funcionar con cualquier tipo de cartucho sin importar la presión del mismo. Sin embargo, se requiere que la presión del cartucho + el peso de la corredera + la tensión del resorte recuperador sean los adecuados y sean equivalentes y estén en balance, o de otra manera nos vamos a volar las manos.

Sistema de Retroceso Corto (Blowback): En este sistema, el cañón está unido al marco de la pistola (pegado) porque este tipo de sistema fue diseñado para cartuchos que contienen muy baja presión; y la razón para ello es que el cañón (durante el disparo) no queda perfectamente acerrojado dentro de la corredera, pero como las presiones son muy bajas, se puede controlar la seguridad en el disparo y con ello se evita que, tanto el arma como el tirador sufran.  El sistema Blowback funciona perfectamente con municiones de muy baja presión en armas construidas de acero. 

El sistema de Blowback es el que utilizan las armas traumáticas, porque es económico, eficiente y el Zamac resiste (apenas) las presiones de la munición con proyectil de goma.

Sistema de Cerrojo Bloqueado (Locked Breech): Cuando hablamos de altas presiones, ya la cosa cambia. Ante las altas presiones de la munición, el resultante en el sistema Blowback la fractura del marco y el cañón, con ello sufre el arma y por supuesto el tirador. 

Para evitar esto, James Browning diseño un sistema simple en el que el cañón está separado del marco y el disparo en esencia es lo mismo (disparo + inercia + vainilla expulsada + cartucho alimentado); pero la diferencia radica en que el cañón debe bloquearse dentro de la corredera para evitar que los gases se “escapen por donde no es”. En otras palabras, el cañón, que debe ser basculante, se ajusta con la recámara cerrada hasta que todo el conjunto se bloquea para que se realice el disparo con seguridad.

La energía creada por cartuchos más grandes y/o de mayor presión, como el cartucho de pistola 9 × 19 mm, da como resultado un movimiento violento de la acción del arma. Si no acerroja correctamente: ¡PUM! (te quedas sin mano).

Presiones: La dureza del Zamak es apenas suficiente para soportar la presión de una  bala con proyectil de goma; para soportar las presiones de un cartucho de 7,65 x 17 mm (por ejemplo) se requiere que el cañón y la corredera sean hechos en acero. Si se quiere que dispare un cartucho de 9 x 19 mm, entonces no solo se requiere que cañón y corredera sean hechos en acero, sino que también es requisito obligatorio que el sistema de funcionamiento del arma pase de Blowback a Locked Breech. En otras palabras, la presión generada por una bala 9 mm PA es similar a un .22 LR; por eso las armas de .22 LR también se pueden construir en Zamak... y ojo, hablo de la presión, no de la letalidad ni de la distancia ni de la precisión.

Todo lo anterior sumado, es la razón por la cual, a la fecha, nadie ha visto un arma traumática modificada y que efectivamente sea apta para que dispare munición letal; porque físicamente no es posible. Ese elefante rosado solo vive en la mente de los expertos del Ministerio de Defensa, alimentado por los peritos adoctrinados de la Policía Nacional.

Conclusión: Por supuesto, con las máquinas y los equipos que tiene Indumil se puede hacer una modificación de estas características, cambiar la corredera de Zamak a acero, hacer un cañón en acero, cambiar el sistema de Blowback a Loched Breech y reducir la recámara en 3 o 5 mm.  Pero también es claro que los bandidos (en la calle) no tienen ni la tecnología ni las herramientas que tiene Indumil; y mucho menos los recursos económicos para comprar un arma de $200 dólares e invertir $500 dólares más para su conversión de traumática a letal; cuando en el mercado negro pueden comprar un arma letal por $100 dólares, o simplemente rentarla por $20 dólares por el día con «la munición incluida». Al final el delincuente no obedece la ley, y la pena por lo uno o por lo otro es la misma.


Nota: En sus comentarios no me digan que el primo hermano del mocho escuchó a la vecina cuando el tío le dijo que el segundo marido de su esposa creyó haber visto una traumática disparando munición letal... Como Criminalista, Perito en Identificación de Armas y Balístico Forense ¡QUIERO VER ESA ARMA FUNCIONANDO!


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