Hace algún tiempo hablé de que el cartucho 38 Especial (9 x 29 mm /R), también conocido como .38 SPL o .38 ESP, estaba muriendo, o al menos agonizando. Eso generó una serie de comentarios tanto en pro, como en contra de mi posición; y al final no fueron suficientes las aclaraciones posteriores para calmar los ánimos, y es por eso que paso a explicar a qué me refería cuando dije lo que dije.
Por: Javier A Miranda
Y como siempre, entra aquí la advertencia: no estoy hablando de la usabilidad, ni de la precisión, ni de la estabilidad, ni del poder de detención, ni de la energía liberada, ni de su validez actual. Únicamente vamos a hablar de historia, geo-mercadeo, producción y oferta & demanda.
Un poquito de historia:
El cartucho ,38 Especial fue diseñado y entró en producción en 1898 como una mejora del ,38 Largo (Long Colt). El 38 Largo fue usado como cartucho militar, pero debido a que no tenía suficiente “poder de parada” se modificó a una bala del mismo diámetro (9 mm) pero con una vainilla más grande, para albergar más pólvora y con ello generar más presión y por supuesto, más velocidad. En aquella época se utilizaba pólvora negra para toda la munición; con el tiempo (y la tecnología) muy rápidamente se reemplazó la pólvora negra por pólvora sin humo.
Primera lección: 38 Corto, 38 Largo y 38 Especial NO son el mismo cartucho.
Segunda lección: 0,38” es lo mismo que 9 mm.
Tercera lección: Una vainilla más grande solo contiene más pólvora cuando se trata de pólvora negra. Hoy por hoy, hay pólvoras mucho más rápidas en vainillas pequeñas.
Consecuencia de su uso en las Fuerzas Militares de USA, el .38 ESP también fue empleado por la mayoría de los policías de los Estados Unidos; y eso claro: da para que prospere su uso por el resto del planeta (como con la 1911, el M16, la Beretta 92FS, etc.). Este benemérito cartucho pasó por las dos guerras mundiales, la de Corea y la de Vietnam, con una excelente reputación de casi un siglo de trabajo… pero haber servido como elemento de TRABAJO desde 1898 hasta 1985, también pasa factura. Y aquí la palabra clave es: trabajo.
Por allá en los 80 la OTAN escoge el cartucho 9 x 19 mm Luger (con presiones NATO) como la munición de TRABAJO para las operaciones militares, por supuesto, el nuevo 9 mm NATO se convirtió en la diva del momento. Consecuencia de esto, había que jubilar a quien había sido su predecesor, que no era más que el .38 ESP y de paso también guardar el .45 ACP como cartuchos de uso militar.
Cuarta lección: 9 x 19 mm Luger y 9 x 19 mm NATO, si bien son el mismo cartucho, no manejan las mismas presiones, y por ende, tampoco las mismas velocidades.
El presente “simple”:
Las prestaciones balísticas, de peso y capacidad del 9 mm, superan por mucho al .38 ESP. Siendo el 9 mm NATO el cartucho seleccionado para ser utilizado como cartucho de servicio (TRABAJO). Todas las fuerzas militares pertenecientes a la OTAN se alinearon con el nuevo cartucho, y con esto los civiles también empezaron a ver al 9 mm como una alternativa viable, económica y portátil al .45 ACP y al .38 ESP.
El ejército de Estados Unidos incorpora la Beretta 92FS como su arma de servicio (llamándola “M9”) y empieza el “bum” del 9 mm en todas partes del mundo, siguiendo el ejemplo del país del norte. Mientras tanto, el .38 ESP es reemplazado como cartucho de servicio. Habiendo dicho eso, es claro que es un cartucho con excelentes prestaciones. Buena balística, buena trasferencia de energía, buen poder de detención. Pero simplemente ya no es más útil para TRABAJO.
El presente “futuro”:
El 9 mm se ha convertido en el calibre más popular, principalmente debido a la disponibilidad de pistolas compactas con proveedores (cargadores, tolvas, cacerinas, etc.) de gran capacidad que utilizan este cartucho; que, si bien es “arrebatado”, cumple con su función a cabalidad. Habiéndose jubilado el .38 ESP, hoy por hoy su uso se reduce a competencias de tiro, y defensa personal en algunos pocos países, esto hace que su demanda y producción se limite (básicamente) a competidores y coleccionistas; ya que como cartucho de trabajo fue reemplazado por el 9 mm, y eso hace que las capacidades de producción, tanto del cartucho en sí mismo como de sus componentes no sean para satisfacer una “gran demanda de trabajo” sino una “pequeña demanda de uso recreativo/defensivo” y una “minúscula demanda de uso deportivo”.
En países decentes el garrotazo no se siente tan duro, porque existe la posibilidad de realizar recargas en casa, o de comprar munición recargada. En Colombia no es posible ni lo uno ni lo otro. Ahora bien, tampoco se puede desconocer la nula capacidad que tiene Indumil para reaccionar a los cambios «bruscos», ya que, desde hace 30 años, se sabía que iban a escasear tanto los elementos como sus componentes, y parece que la estatal no tuvo tiempo para prepararse en más de un cuarto de siglo.
El futuro “imperfecto”:
No hay demanda real del cartucho .38 ESP. Las fábricas de cartuchos tienen sus capacidades volcadas en la producción de 9 mm, lo que hace que la oferta también sea la justa para el mercado; ni más ni menos. En el mundo (Colombia no es el mundo) el cartucho .38 SPL está muriendo porque la demanda está balanceada con la oferta, y ambas a la baja.
Colombia, contrario al mundo, si tiene muchas armas .38 SPL en “servicio” trabajando en las empresas de seguridad y en las academias de vigilancia; y eso hace que la Demanda supere a la Oferta. Si Colombia siguiera la línea de todos los demás países, en las que los REVÓLVERES DE TRABAJO fueron reemplazados por PISTOLAS DE TRABAJO, entonces la demanda sería equivalente a la oferta, y por supuesto no habría escasez.
Futuro “perifrástico”:
Con la situación mundial actual, la producción nacional de cartuchos .38 SPL quedaría más o menos en equilibrio con la demanda, si está fuera (como en todo el planeta) para las armas de defensa personal y para las armas deportivas; pero cuando se suman las de trabajo, de inmediato se desequilibra la balanza. No hay partes, componentes o munición suficiente en Colombia para satisfacer una demanda que viene arrastrada y desatendida desde el siglo pasado, y que, a estas alturas del partido (en pleno siglo XXI), ya debió haber sido en su mayoría reemplazada por armas de 9 mm.
Es por eso que el cartucho .38 SPL se está muriendo en el mundo, o al menos, está agonizando. Tal vez el inconveniente fue la elección de palabras, podemos reemplazar “muriendo” por “jubilado”, pero eso no cambia la realidad mundial. Colombia no es la excepción, si a eso le sumamos una industria nacional, lenta, deficiente y mal administrada, tenemos la receta perfecta para el desastre en el que estamos; y es que Indumil perdió su capacidad para hacer munición, no tiene el conocimiento para comprar en el extranjero y no tiene una administración que sepa hacer su trabajo.
¡TODOS SUS COMENTARIOS RESPETUOSOS SON BIENVENIDOS!